Por Abel Álvarez
La Muestra del Festival Internacional del Cine Pobre Humberto Solás en Campeche, además de ser ese sitio de encuentro entre amigos del cine, y porqué no reconocerlo, personales, encontró un espacio en estas tierras de piratas del sur de México. Desde hacia varios meses un grupo de soñadores comenzamos a gestar el proyecto. Momentos de vacilación ante la apatía de algunos, hoy en el poder, envolvió a algunos; pero siempre existía el espíritu aglutinador del “sí se puede hacer”.
Cada día quedaba menos para la fecha prevista del inicio, algunos se retiraron, aunque fueron los menos, otros llegaban con más energía e ideas que enriquecían lo que queríamos hacer. Las tareas de cada quien se ejecutaban sin vacilación. Surgían nuevas ideas y más trabajo, y la fecha se acercaba.
Llegó el 30 de septiembre, los nervios a flor de piel, si todo salía bien en el arranque, lo demás sería más fácil. ¿Pero por qué el inicio era tan preocupante? Primero, la inauguración en el parque principal donde se había previsto la proyección de películas durante los días del evento, un “no me olvide” al cine de barrio. Por otro lado se logró hacer realidad el sueño de tener “cine en el cine”; y es que esta frase de María Eugenia de Río, presidenta de la Fundación Casa Vieja del Río, tiene su explicación: Después de muchos años un edificio ícono de la arquitectura de los cincuenta en Campeche, y convertido en un estacionamiento, lograba, otra vez, proyectar una película. Se escogió para la ocasión “Gibara, ciudad abierta” de Carlos Barba, documental que recoge el testimonio de los primeros cinco años del Festival del Cine Pobre en Gibara, Cuba. La emoción invadió a muchos campechanos que vieron filmes allí y volvieron a experimentar lo que era estar dentro del cine Selem, sin automóviles invadiendo sus predios. Hasta los que no vivimos esa historia ya contada en el documental “La vida a través del cine” de Daniel Lares, sentimos ese deseo del rescate de un espacio que muchos añoran; hasta los más jóvenes en esta ciudad quisieran que existiera para poder sentirse parte del recuerdo de sus padres.
Y para seguir las mismas pretensiones de Humberto Solás otras expresiones como la música con el cuarteto de jazz de Alejandro Morá, y la exposición de Alicia Rocha “Zonas erógenas, genes y algún escalofrío”, completaron el coctel de bienvenida en la velada del Selem.
Después siguieron más y más proyecciones por todas partes, sin precedente en la ciudad, para muchos no era una muestra sino un festival por el alcance para ser la primera vez. Igualmente hubo presentaciones por parte de los realizadores de muchos de los filmes exhibidos, cubanos y mexicanos; charlas con estudiantes de comunicación del Instituto Campechano; el Aula Magna de esta casa de estudios acogió una de ellas, la conferencia del camarógrafo y hoy profesor de la especialidad de cine Jorge Pucheux “La truca, antecedente de los efectos visuales digitales en el cine” y así llegaron los aplausos, entrevistas, reconocimientos del público presente en cada lugar.
Lo cierto es que la Muestra del Festival Internacional del Cine Pobre Humberto Solás en Campeche logró su cometido, y con creces, llevar películas a la gente para la que habitualmente el visitar un cine es un lujo.
Fotos: Miguel Márquez